Poblado de Pitis

El poblado de Pitis es un asentamiento de gitanos portugueses.
Algunos llevan 20 años en este lugar.
https://elpais.com/economia/2005/02/06/album/1107678773_910215.html#foto_gal_11

POBLADO DE CHABOLAS EN PITIS CERCANO A UNA URBANIZACIÓN DE ADOSADOS
FOTO-BENITO ORDOÑEZ 3-8-02

Pitis y el submundo de los poblados de la droga: “Había muchos niños que acababan allí enganchados”
Fue uno de los asentamientos chabolistas con mayor movimiento de toxicómanos. Aún hoy quedan restos en la zona, entre la M40 y Lacoma
https://www.elmundo.es/madrid/2022/04/11/624f47bfe4d4d88c3a8b4597.html

El poblado de Pitis, en 1994.
PEDRO CARRERO

LA LEY DE LA CALLE
El Madrid macarra
Pitis y el submundo de los poblados de la droga: “Había muchos niños que acababan allí enganchados”
Fue uno de los asentamientos chabolistas con mayor movimiento de toxicómanos. Aún hoy quedan restos en la zona, entre la M40 y Lacoma.

El poblado de Pitis, en 1994. PEDRO CARRERO

En el límite noroeste de la ciudad de Madrid hubo hasta hace unos quince años un gran poblado chabolista en el que se vendieron ingentes cantidades de droga, sobre todo cocaína y heroína. Tal emplazamiento era comúnmente conocido como el poblado de Pitis.
Estos supermercados de la droga suelen encontrarse en zonas limítrofes, en los lindes externos de las grandes ciudades, y Pitis existió precisamente hasta el momento en que viviendas de nueva construcción, fruto de la especulación inmobiliaria, arribaron en sus inmediaciones.
La estación de tren conocida como Pitis fue inaugurada mucho tiempo antes, en 1964, y en torno a ella fueron desarrollándose dos poblados de infraviviendas en el que llegaron a convivir hasta 160 familias. A pesar de la enorme trashumancia diaria de toxicómanos y el lucro de algunos clanes y traficantes de drogas, el poblado fue desmantelado en 2005, intervención que costó 7,8 millones de euros.
Pero Pitis no fue el único poblado en la zona. Al lado estaba la Quinta, otro asentamiento chabolista considerado el mayor mercado de la droga del norte de Madrid.
La Quinta fue levantado en 1992 para realojar a 83 familias, algo que llevó a cabo el entonces Consorcio para el Realojamiento de la Población Marginada. Los habitantes de este poblado provenían de la famosa Cruz del Cura y Ricote. El hecho de que el poblado de Pitis y la Quinta estuviesen cerca de las vías del tren era todo un problema y un peligro para los consumidores y toxicómanos que se acercaban a comprar.

ARROLLADOS POR EL TREN
Según un vigilante de seguridad de la estación de Pitis, en el momento álgido del tráfico de droga en la zona, cada año había de cinco a seis arrollamientos por tren, accidentes que dejaban unos resultados, según el seguridad, verdaderamente dantescos.
Afortunadamente, pude hablar con un antiguo consumidor, un joven empresario de Tres Cantos, que fue comprador asiduo en el poblado a principios de siglo: «Sobre todo íbamos en coche. Había veces que cuando volvíamos de Madrid a Tres Cantos tras una fiesta lo hacíamos en tren.
Eso era más romántico porque ibas andando por las vías… cruzándote ahí a los walking dead… y ya llegabas a lo que era el poblado, que tenía calles de tierra y chabolas, unas con más construcción, otras con menos. Eran dos calles principales, más o menos, y al fondo se abría como una pequeña plaza. Había un chiringuito donde se vendían helados, cervezas, gominolas, y cosillas. Ese poblado no era sólo un punto de venta, sino que mucha gente vivía ahí. Porque, de hecho, siempre había mucho niño por ahí. Y, en una ocasión en la que estábamos por la mañana, en esa plaza organizamos un partidito de fútbol muy entretenido con todos los niños gitanos del poblado. Ese día pillamos coca y un par de micras de jaco [la micra es un décimo de gramo, cantidad tan pequeña que sólo se vende en los poblados], porque de vez en cuando nos daba por fumarlo para calmar el pedo… Me acuerdo que pillamos, nos pusimos unas rayas, nos fuimos a por unos litros al chiringuito… Estábamos con unos litros, vimos a los chavales ahí con un balón, e hicimos dos porterías y organizamos rápidamente un partido. Echamos una pachanga con chavales de distintas edades».

Imagen aérea del poblado de Pitis, en los años 90. JAIME VILLANUEVA

Continúa: «También recuerdo una Nochebuena. Teníamos una buena relación con uno que vendía; diremos que se llamaba el Campana, por ejemplo. El hermano mayor de uno de nosotros tenía confianza con él, ya que a veces le pillaba 30 o 40 pollos [gramos] para luego venderlos. Y una Nochebuena, después de cenar fuimos a pillar y el Campana descorchó dos botellas de champán, estuvimos ahí bebiendo, estaban sus hijos… Si lo normal era ir comprar y pirarte, pues ese día estaríamos, yo qué sé, 40 minutos bebiendo y charlando. Era un rollo ambiente navideño…»

Pregunto a mi informante si Pitis era peligroso: «Nunca sentimos miedo ni sucedió nunca nada. De puntos de venta estaban la casa del Campana, que era el que controlaba en el poblado, y había otra mujer. Dentro de la chabola era lo de siempre, entrabas y tenían marrón o blanco [heroína o cocaína], una tana [instrumento para pesar la droga], los cierres [bolsas pequeñas de plástico para meter la droga] y una bolsa donde iba metiendo los billetes. Había mucho billete de cinco euros porque los yonquis siempre se cogían una micra o dos o tres [por falta de recursos]; creo recordar que la micra costaba cinco euros».

MUCHOS NIÑOS
En referencia a los niños mencionados por mi entrevistado, Jorge, médico de Apoyo Positivo (organización de apoyo para toxicómanos en diversos poblados de la droga), me comenta: «En el poblado de Pitis antes había menores, había muchos menores. Iban a ponerse. Si estás ahí trapicheando, te contaminas y acabas pillándote tú mismo el mono, de caballo».

Chabola en el poblado de Pitis.

Aunque las mentes bien pensantes prefieran creer que todo eso terminó, lo cierto es que todavía hoy hay marginados sociales que siguen habitando la zona, y todavía hay infraviviendas en un espacio relativamente reducido ubicado entre la estación de tren y la M-40, además de un vertedero.

Cualquiera que tome el tren en Pitis comprobará cómo desde la M-40 llegan hasta la estación personas que caminan por la propia vía hasta saltar la valla que separa la estación de la calle. Por lo visto, los inquilinos de tales infraviviendas llegaron desde la Quinta, cuando esta fue desmantelada en torno a 2005. Y, no sólo eso, en el centro mismo del cercano barrio de Lacoma, entre chalets y viviendas relativamente nuevas, hay todavía hoy pequeños asentamientos chabolistas, muy cerca del metro. Aunque el chabolismo parezca cosa del pasado, y haya sido paliado en gran medida, su realidad sigue vigente.

IÑAKI DOMÍNGUEZ
Es autor de Macarras interseculares, editado por Melusina,[puedes comprar el libro aquí] y Macarrismo, editado por Akal, [puedes comprar el libro aquí].

La zona del poblado de Pitis en la actualidad